sábado, 12 de julio de 2014

Mirando al sur

"Nunca es tiempo mal gastado el que se emplea en viajar por el mundo"
Don Quijote

Delhi, 10 de julio de 2014

Las cometas se alzan sobre el cielo de Delhi mientras escribo las primeras palabras de mi diario. Se mueven nerviosas, haciendo giros inesperados, imprevisibles, como intentando liberarse de las cuerdas que atan su voluntad. Algunas alcanzan alturas considerables y casi se pierden más allá de donde alcanza la vista. Otras giran sobre si mismas a escasos metros de la terraza del Hotel Amax, uno de esos lugares donde no es difícil encontrar viajeros con los que compartir una cerveza y charlar sobre este destartalado país.

Los reencuentros siempre son momentos cargados de nostalgia y alegría, de recuerdos y sensaciones que te trasladan a ese tiempo que fue y que en gran medida es responsable de lo que ahora somos. En mi caso India llegó para quedarse y desde que la visité por primera vez ha estado muy presente en mi vida, tanto que estoy seguro de que ha tenido mucho que ver con esa identidad que dibujo y reinvento cada día.

Sin embargo hay países a los que siempre hay que acercarse con cautela porque por mucho que los conozcas nunca dejan de sorprenderte. En India el ritmo de las calles es frenético y el ruido no descansa así que, si no haces un esfuerzo por abstraerte, salir a la calle puede resultar insoportable. Ahora bien, si le entornas la puerta a la lógica y te abres sin pudor a los sentidos un paseo por las calles de la vieja Delhi se convertirá a buen seguro en una experiencia de lo más excitante.

El bullicio, los olores, los rickshaws, los puestos de fruta, el chico que pela limones, el viejo que vende cerezas, los altares, los templos, el incienso, las flores naranjas y los pétalos blancos, los pies descalzos, la gente durmiendo en la calle, los puestos de comida y esos intrincados bazares de calles estrechas repletas de bicicletas que pasan entre las cabezas cargadas de cajas y enseres.

Así, entre el recuerdo y el deseo, comenzó mi segundo viaje a India, mirando al sur, hacia las tierras de Kerala y Madrás, donde después de mi periplo por el Rajastán, le daré la vuelta al Océano.

2 comentarios:

javitogmail dijo...

Grande. Viajamos contigo por "piezas", ya que no podemos estar ahí.

María Magdalena dijo...

Genial Gustavo, genial!!