sábado, 9 de agosto de 2008

Istambul




El Simbad Hostel sigue conservando ese aire pesado, oscuro y decadente que tanto me embaucó la primera vez que me alojé en él. La entrada por el callejón de adoquines, el toldo carcomido por el tiempo y la sonrisa de un personal siempre atento, te dan la bienvenida nada mas cruzar el umbral de la puerta. Las escaleras se retuercen entre los escasos rayos de luz que consiguen colarse por las ventanas y el olor a mueble antiguo, a madera vieja, se adueña de los espacios, de todos los sentidos. El suelo está tan desgastado que de la superficie suave y pulida de antaño, solo quedan unas manchas tenues que se agarran a la suela del zapato como si fueran papel de lija. Los baños compartidos son como un puzzle de azulejos diversos y en nuestra modesta habitación, con vistas al patio interior, apenas queda sitio para volverse del revés. Desde el primer piso la escalera pierde el pasamanos mientras su zócalo marrón, de acabado perfecto, dibuja la espiral que termina en la terraza, el lugar mas auténtico del Simbad y el que mas recuerdos evoca en mi. En ese lugar se dio la vuelta uno de mis primeros viajes y en el mismo sitio, bajo las mismas estrellas, comienza años mas tarde esta nueva empresa. El primer paseo por Estambul fue descongelando los recuerdos que la nostalgia había dejado intactos durante este tiempo, recuerdos que como pompas de jabón iban saltando desordenadamente hasta desvanecerse en la nueva realidad. Poco a poco, con cada uno de ellos, se fue haciendo fuerte en mi una sensación extraña, irreal y desconcertante como el despertar en medio del sueño. Me miraba y mi realidad parecía ajena, me observaba y no me reconocía, caminaba y aunque pareciera que esos pasos los daba el mismo, ese mismo ya no era el mismo. Volver sobre tus pasos no significa repetir sino mas bien reinventar, superponerte sobre aquel tiempo que fue. Y es precisamente ahí, sobre esa desenfocada simetría, donde Peter Pan comienza su lucha contra el reloj.

4 comentarios:

tipiconsla dijo...

Tio, que bien escribes... eres un crack. No te olvides de tirar fotos, que ya las veré cuando vuelvas por Sevilla. Un abrazo...

Gustavo dijo...

Hey Miguel! Gracias por visitar el blog. Ya tengo ganas de verte! Un abrazo!

Anónimo dijo...

¡¡Qué bueno saberte!! Gracias por alumbrarnos la ciudad que aguarda, hacernos soñar despiertos de nuevo, ofrecernos esa otra visión del mundo...desde tu gran angular...¡¡Qué gustazo leerte!!

María Magdalena dijo...

Qué descripción tan completa, sentida y que no sólo pinta un espacio físico, sino también y sobre todo una sensación humana y universal: la del paso del tiempo!!