jueves, 25 de julio de 2013

Silencios y preguntas

Cuando ya se acerca el final de mi estancia en Comapa no dejan de lloverme imágenes de estos días llenos de emociones y experiencias inolvidables. El tiempo vivido, el paseo por las mismas calles, los cruces de miradas con la misma gente, acaban llenando los lugares de historias que con los días se van acomodando en el recuerdo hasta acabar encontrando ese lugar privilegiado que les pertenece en exclusiva  y que ya nunca podrán abandonar.

Después de este mes sólo me queda la humildad del silencio  porque poco puedo decir sobre una realidad como ésta que apenas conozco y que me desborda por los cuatro costados. Llega un momento en el que siento la parálisis, miro a mi alrededor y bajo la cabeza, y entonces sólo intento dar lo mejor de mi mismo,  estar con todo mi ser y volcarme en ese instante. Se que, a  fin de cuentas,  esa acabará siendo mi pequeña ofrenda y el único rastro que está a mi alcance.


Comapa me acercó a la sencillez, al hacer y vivir con poco y, aun así, seguir viviendo. De ese desprendimiento me llevo más preguntas que respuestas y, sin embargo, toda la energía del mundo, y es que la injusticia es insostenible en su existir y cuando la tienes enfrente, cuando te interroga desde los ojos de un niño, es imposible permanecer ajeno a ella y no sentirse interpelado. Me marcho de Comapa con la mochila llena de silencios pero también con miles de sonrisas que apenas pesan pero que empujan con fuerza.  Me voy para volver porque hay ciertos lugares en el mundo que se quedan con algo tuyo y ya no lo sueltan y en esos momentos en los que uno se olvida de quien fue acaban devolviéndote esa imagen nítida, como espejos reveladores que un día congelaron, en aquel rincón del recuerdo, la grandeza de lo esencial y lo indispensable.

2 comentarios:

Mari Carmen Rufo dijo...

Eres dichoso si consigues sentir esa imagen tuya tan genuina que te hace ser tú y traza delante tuyo el camino por donde transitar en la vida, el sentido y el rumbo. Si eso te lo proporciona Comapa pues bendita sea la gente (tan querida, tan comprometida) que nos ha proporcionado esa mirada a la realidad más injusta para no permanecer parados. Me alegro por ti porque tu vida se define cada vez más claramente ante ti y te da la clave de lo importante: la entrega. Con profundo amor y agradecimiento por tus palabras que llegan tan dentro en el corazón. Feliz viaje.

Juana G. Linares dijo...

Felicidades Gustavo por esa sensibilidad especial que tienes para fundirte con esos espacios y dejarte impregnar de la energía que transmiten. Y gracias por hacernos partícipes de ello.